Este período se
desarrolló entre 500 a.C. y el 500 d. C., culturas como Bahía y Tolita en la
costa y Florida en la sierra dieron significado a esta fase. “Estas se
distinguían de las culturas de la época formativa por ser más complejas tanto
en un sentido tecnológico como social y por su ámbito más restringido de
influencia cultural en relación al anterior horizonte chorreriano.” (Espinoza,
2010: 74), es decir lo que trata de explicar Espinoza es que aunque se mantuvo en
apogeo el comercio, las barreras culturales eran estrictamente duras y a nivel
cultural no existió influencia entre las diferentes partes, solamente en la
costa con la adopción que tuvieron a finales de la época formativa de los
elementos amazónicos como por ejemplo el chamanismo, y los cultivos selváticos,
es decir la yuca como resultado obtuvieron un orden teocrático complejo y un
nivel artístico elevadísimo. En esta época de igual manera surgen tanto en la
costa como en la sierra señoríos étnicos, la complejidad del litoral es mayor
que en la sierra, de igual manera las capas sociales empiezan a estratificarse
fuertemente.
La isla de la Tolita
destacó por ser un centro ceremonial rodeado de montículos y casas, el
montículo principal media aproximadamente unos nueve metros, además investigaciones
presumen que Tolita era un gran cementerio regional, otra característica de
gran importancia de esta cultura es la obtención del oro con el cual realizaban
mascaras fúnebres y además supieron combinar al material aurífero con el
platino, aunque no lograron una aleación perfecta ya que los hornos de los
orfebres no poseían la temperatura correcta para lograr esta aleación, hay que
agregar que a las figuras antropomórficas que estos lograban se las articulaba
con accesorios como por ejemplo diademas o pendientes.
La inspiración para la
construcción de estas figuras antropomórficas se debió a la injerencia de
alucinógenos por parte de chamanes, representados en la cerámica de Tolita,
además de poseer una religión basada en dioses específicamente animales selváticos,
aquí podemos poner como ejemplo al caimán que representaba la conexión entre el
cielo, la tierra y el subsuelo hablamos prácticamente de una cosmología
tripartita, la religión de esta cultura solamente como hipótesis se supone que
fue una teocracia formada por un grupo de sacerdotes o chamanes poderosos.
La cultura más
brillante de esta época fue la Bahía ubicada en la costa de Manabí, debido a su
arte y a su complejo ámbito religioso, los centros ceremoniales estaban
asentados sobre montículos cubiertos de tierra, además existían casas de
mampostería sobre estos montículos y eran vigiladas por chamanes, para la gente
común las casa eran de paredes de caña y estaban asentadas sobre el suelo. La
religión de la cultura Bahía era compleja, poseían un panteón para las deidades
de dicho pueblo, además de rituales, centros ceremoniales, una clase
sacerdotal, hay que agregar la presencia de instrumentos musicales así como la
presencia de plantas alucinógenas, estas por su parte eran consumidas solamente
por los chamanes, la cultura Bahía veneraba a la serpiente y al felino, este
último por su ferocidad y su virtual forma de desaparecer.
La estructura política
de este pueblo estaba regida por los chamanes quienes eran los encargados de
tomar decisiones sobre las construcciones de los centros ceremoniales.
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